jueves, 22 de septiembre de 2016

El Rey de los Helados...

Esta mañana cuando nos marchamos de la Biblioteca era verano y, ahora, por la tarde, regresamos y ¡es otoño! Nos despedimos de este verano en el que hemos comido muchos helados, hemos escuchado el mundo a través de una caracola, cabalgado en caballitos de mar, nos hemos sumergido en el agua con muchos chapuzones y hemos paseado por sus días con nuestro traje de sirena. Y cuando aún era verano nos hemos puesto nuestro trajecito de pececillo y hemos vuelto a la escuela. Te lo contamos con unas cuantas poesías que esperamos que te gusten.


El Rey de los Helados es un poema de Gloria Fuertes


El rey se sentaba en su trono de cartón.
La bandera del rey era tricolor,
roja, amarilla y verde.
¡Fresa, limón y menta!
-gritaba el rey de los helados-,
tocaba una campanilla,
de vainilla y cantaba su pregón.
-¡Fresa, fresa,
para el postre de la mesa!
¡Fresco limón,
para el niño llorón!
¡Y el rico helado de menta
si atormenta la tormenta!
El rey de los helados
vivía en el país de los niños.
A la puerta de la escuela,
tenía su clientela.
El mismo rey despachaba los helados,
no los vendía,
que los daba regalados.
En las grandes colas, los niños
saltaban y cantaban al rey,
nunca se estaban quietos,
también había viejecitos
con las manos llenas de nietos.
Y cuentan que todos eran felices
con el rey del helado,
y el rey nunca fue destronado.


Caracola del mar es un poema de Antonio Illán
En la caracola canta
el mar inmenso
su canción de agua.
En la caracola, madre,
oigo tu voz
y la de padre.
En la caracola siento
olas que zumban
y me dan miedo.
¡Ay caracola de luna, 
de palma y viento,
de sol y azúcar!

Caballito de mar es un poema de Gloria Fuertes

Caballito de mar,
cómo galopa
con la cola enroscada
entre las olas.
Caballito de mar, 
cómo galopa
con la cola enroscada
de proa a popa.
Caballito de mar.
¡Qué raro eres!
Feúcho y raro,
con los peces redondos
juegas al aro.
Si alguien te ataca
le das calambres,
tienes poderes.
Caballito de mar.
¡Qué raro eres!
Te queremos los niños
por ser como eres.

Chapuzones es un poema de Olga Xirinacs
Me gusta mucho nadar
con las gafas submarinas.
Cada pez es un amigo:
los hay chicos, también grandes,
y otros están escondidos.
Digo al ver las escorpinas:
¡vaya espinas!
Nado cerca de la playa
y descubro un lenguadito
que me mira de reojo
con un ojo.
Plano en la arena, estirado,
camuflado y rebozado,
me espía de medio lado.
Lenguado, lengua de palo,
si te vuelves a enterrar
nadie te podrá encontrar.


Los peces van a la escuela es un poema de Gloria Fuertes
Hay un colegio
en el fondo del mar,
y allí los "bonitos" 
bajan a estudiar.
Y el que más escribe
es el calamar,    
y el que menos sabe
no sabe la "a".
A dar la lección 
"Pez Espada" va,
lleva su puntero
para señalar: 
"Con olas y barcas, 
el Norte del mar,   
y limita al Este  
con playas sin par..."
Y después, muy serios,  
todos a rezar: 
Pupitre de perlas,
bancos de coral,
encerado verde  
y tiza de sal.
Muchos pececitos 
ríen al sumar.    
Y el buzo a los peces  
bajaba a asustar,  
con su cara blanca
dentro de un cristal.


Sirenas

              
Muchos helados...




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