miércoles, 23 de abril de 2014

Día del Libro 2014. Palabras de Lorenzo Silva

El libro en tus manos
Lorenzo Silva

Querido lector, esto no es un pregón, una proclama ni un manifiesto. Es lícito, y a veces pertinente, escribir esa clase de textos, pero en este Día del Libro de 2014, instituido en conmemoración del manchego y el inglés que acaso más hicieron para que los libros fueran respetados, lo que procede es lanzar una llamada de auxilio, que al mismo tiempo sea, si es que eso es posible, una invitación a la ilusión y la esperanza.

El libro, lector, siempre ha estado en tus manos. Siempre fueron ellas las que lo sostuvieron contra las asechanzas y los enemigos que le salieron al paso, y que no fueron pocos. Quienes no celebran que los demás tengan felicidad y libertad, que existen y no descansan, vieron desde siempre en el libro, con buen criterio, un adversario al que debían combatir. No dudaron en prohibirlo, romperlo, triturarlo, quemarlo. Luego se volvieron más sutiles, y optaron por ningunearlo, por tratar de distraernos de él y finalmente por fabricar objetos con su misma forma pero con muy diferente función: si el libro siempre sirvió para agitar conciencias y abrir ventanas, hay volúmenes encuadernados con el propósito de aturdir, adormecer y encerrarnos en las angosturas de un mundo sin perspectivas que nos condene a consumir, lo necesitemos o no, cuanto que quieran vendernos.

Esos pseudolibros no corren peligro, porque tienen quien los financie y promueva con el estímulo de sus intereses; pero los otros, los que desde siempre sirvieron para ensanchar la mente y descubrir el mundo, incluso o sobre todo los rincones menos iluminados y accesibles de él, se enfrentan al más terrible peligro: la indiferencia de sus legítimos destinatarios.

Estamos en un lugar donde nunca se leyó tanto como habría sido deseable; en un lugar donde acaso se lee ahora más que nunca, pero es la paradoja que muchos de esos lectores han dejado de apostar por el libro y quienes lo hacen, para echarse en brazos de unos intermediarios espurios que simplemente se dedican a replicar con máquinas los textos, sin el menor aprecio ni consideración por el alma de lo que cuentan.

Todos sabemos que los tiempos no son propicios, que muchos no tienen para sus necesidades básicas; no es a éstos a quienes se dirige esta llamada. Los interpelados son esos lectores que pudiendo apostar por el libro, han dejado de hacerlo; esas autoridades que han olvidado su función y, en lugar de proveer como es debido la biblioteca pública, la que ha de garantizar el derecho a la cultura de quienes no pueden sufragárselo, delegan esa función en copistas corsarios que arrasan con todo sin otra mira que aumentar sus ingresos por publicidad.

No hay en esta llamada la menor sombra de reproche. Haga cada uno con su libertad como mejor crea, y si el libro ha de morir porque la gente dejó de amarlo, muera y quede en el recuerdo o el olvido, como la gente prefiera. Pero si queda alguien que de veras ame lo que los libros son y contienen, demuéstrelo. Los libros no los hacen ni los harán jamás máquinas, por muy sofisticada que pueda llegar a ser su programación. Los libros los hacen personas que se dejan jirones de alma en el camino, con la aspiración, acaso insensata, de llegar a formar parte del alma de otras personas. De esas personas, acaso la que menos cuidado precise sea el escritor: quienes tienen la tara de hacer del mundo palabras lo harán de todos modos, en la prosperidad o la indigencia, la Historia así lo demuestra. Pero no es el escritor el único que crea este milagro: libreros, bibliotecarios, editores, impresores, incluso aquellos que critican o enseñan la literatura, contribuyen a que el libro sea lo que es, en vez de palabras muertas sobre un papel o una pantalla. No los despreciemos, cuidémoslos, porque sólo las plantas que se riegan crecen y dan sombra y frutos. No pensemos que todos pueden ser suplantados por un ejército de oportunistas que convierten la literatura en mercancía, en paquetes de bytes a los que es posible sacarles un rendimiento que prescinde por completo de lo que encierran.

Esto no es un reproche, lector. Es simplemente un recordatorio. El libro vive de tu afecto, y también de él vivimos, a fin de cuentas, aquellos que con nuestro trabajo y nuestro esfuerzo y nuestra fe ponemos el libro en tus manos. Si lo perdemos, tu afecto que todo lo sostiene, no tenemos nada, pero un día no lejano, tú tampoco tendrás libros, sino el simulacro que te servirá, con oscuros fines, un ejército de impostores sin corazón.

No lo permitamos, merecemos algo más que eso.

Viladecans, 21 de abril de 2014

viernes, 11 de abril de 2014

23 de abril, cuentos en la Biblioteca...


Milagros Carrasco Sanz, nuestra contadora de cuentos, nos ha mandado este cartel tan bonito, para anunciarnos que el 23 de abril, Día del Libro, estará con nosotros en la Biblioteca contando cuentos a los niños de Urda. Estará de 10:00 a 13:00 horas, y pasarán por la biblio los niños de 1º, 2º, 3º, 4º, 5º y 6º de Primaria, pero, bueno, esto ya lo hemos hablado con los profes!

¡Feliz Día del Libro y buenas lecturas siempre!

jueves, 10 de abril de 2014

María Luisa González Ruiz, para saber más...

En el Salón de Actos de la Casa de la Cultura el 24 de abril, a las 7 de la tarde, se presenta el libro La sopladora de hojas.
María Luisa González Ruiz, Urda (Toledo), 1973
Para conocer más a nuestra paisana, que se inicia en el mundo de la literatura, os dejamos la reseña que aparece sobre ella en La sopladora de hojas, su primer libro publicado.
"Tras vivir algunos años en el campo fue a la escuela de Brazatortas (Ciudad Real). De regreso a Urda continúa sus estudios y, desde entonces, reside en esta localidad.
Su pasión por la escritura y la lectura le viene desde su infancia, perteneciendo al Club de Lectura de la Biblioteca de su localidad.
Cuenta con numerosos premios literarios. Ha publicado narraciones, cuentos y poemas en diferentes periódicos y revistas, como ABC, Hermes y Tendencias Toledo".
¡Os esperamos!


miércoles, 9 de abril de 2014

Almudena María Puebla, para saber más...

En nuestra Biblioteca el 21 de abril, a las 6 de la tarde. Encuentro con el Club de Lectura en torno a su libro de poemas Páginas sueltas de un libro de amor.

Almudena María Puebla
Para conocer más a la escritora os dejamos una pequeña reseña literaria hecha en primera persona:
" Nací en La Puebla de Montalbán (Toledo).
Escribo desde niña, con tan solo 10 años compuse mis primeros poemas y cuentos infantiles. Desde hace muchos años he compaginado mi vida entre la docencia y la escritura. He visitado más de una treintena de colegios. He participado en mesas redondas, cuenta cuentos, conferencias y encuentros poéticos. He colaborado en revistas literarias, programas de radio y televisión. He puesto voz a diferentes anuncios publicitarios de radio. He sido columnista del diario La Tribuna durante los años 2002-2005. He dirigido talleres de lectura y escritura para adultos y niños.

Tengo seis libros publicadosLA PEQUEÑA ESTRELLA”, Everest. LOS POEMAS DEL TIOVIVO”, Azacanes. “MAS ALLÁ DEL AMOR” Publicado por el Ayuntamiento de la Puebla de Montalbán. “ME GUSTAN LAS ESTRELLAS” Publicado también por el Ayuntamiento de la Puebla de Montalbán. “MI GATO SE HA SUBIDO”, Cuarto Centenario. Un libro bilingüe escrito en español e inglés del que también soy autora de la traducción y las ilustraciones. Y “PÁGINAS SUELTAS DE UN LIBRO DE AMOR”, Ledoria.
Mi libro LA PEQUEÑA ESTRELLA. Fue recomendado por el departamento de educación del estado de California, Estados Unidos como uno de los mejores libros escritos en lengua hispana en el año 1991. Así como por las Bibliotecas Publicas de Houston, Chicago y Springville.
Este libro también está incluido en el estudio sobre literatura infantil y juvenil Hispano-americana de Agapito Cepeda Uriegas.
En los últimos años no solo me he dedicado a la escritura, sino que ilustro mis libros. Consiguiendo unir las palabras con el color, el color con la palabras".
¡Estáis todos invitados!

lunes, 7 de abril de 2014

Manifiesto en defensa de las Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha




No puede haber Biblioteca sin bibliotecario. Alzamos la voz los bibliotecarios municipales que sufrimos jornadas insuficientes, precarias y con un altísimo porcentaje de medias jornadas laborales o inferiores. En la mayoría de los municipios existe un solo bibliotecario, generalmente personal laboral con categoría profesional de auxiliar de Biblioteca. Bibliotecarios de facto pero con sueldos y categoría profesional mucho más bajos que su ejercicio profesional real, o simplemente abiertas sin personal bibliotecario, atendidas por ejemplo por el alguacil local. 42 han sido cerradas ya en nuestra región, mientras que otros muchos bibliotecarios son presionados con amenaza de cierre, de despidos, con la precarización de sus condiciones de trabajo, contraviniendo la propia ley de bibliotecas.
No se puede hacer biblioteca sin un apoyo institucional traducido en los recursos fundamentales para desarrollar nuestra función, apoyo que es esencial en el buen funcionamiento de este servicio público. Sin embargo, y en paralelo a las draconianas medidas que sufren las Bibliotecas Públicas del Estado, que el gobierno regional gestiona en las capitales de Castilla-La Mancha, tanto en recursos económicos e infraestructuras como en personal, las bibliotecas municipales llevamos tres años en el más absoluto desamparo sin recibir un euro, se argumenta que no hay dinero y que el que hay ha de dedicarse a otras necesidades más acuciantes. No es de extrañar que se nos toree con argumentos sin datos reales. Está claro cuáles son las prioridades para este gobierno. Para ellos somos un gasto, casi un lujo insostenible, inútil por improductivo. No somos rentables, pero ¿Hemos de serlo? ¿Rentabilidad económica? Efectivamente no es esa la nuestra, somos un servicio público y somos altamente productivos en democratizar la cultura a través de la lectura y muchas otras actividades en aquellos lugares donde la redistribución de la democracia va paralela al ínfimo número de votantes. Por ejemplo, nos encargamos que a los niños con menos recursos de nuestras poblaciones no les falten los libros de lectura obligatoria, y no gratuitos, para sus escuelas e institutos. Y por supuesto “no generamos puestos de trabajo”, para eso están los cementerios nucleares en zonas igualmente despobladas.
La cultura, ese peligroso licor guardado en las barricas de los monasterios, que se convierte en subversión destilada por doquier a través de los libros; licor que provoca un brillo especial de libertad en los ojos. Pero aun siendo redistribuidores de cultura democrática, no brillamos tanto como otros colectivos hermanos, actores de cine o teatro por ejemplo, que están pasando por lo mismo que nosotros. No somos un colectivo fuerte, si la gente se queda sin bibliotecas en pueblos que se van deshabitando lentamente, ¿A quién le va a importar? No vamos a poder presionar como lo han hecho con enorme coraje los trabajadores de la recogida de basura en Madrid. No vamos a brillar como la falta intolerable de medios en los hospitales públicos, ni la emigración de nuestros científicos o nuestros jóvenes.